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Reglas del Duelo

por Angélica Houston

Regla número 1, las reglas  del duelo no existen. El duelo es único para cada persona que lo está experimentando y todos tenemos permitido sentir lo que sentimos cada vez que muere alguien que ha impactado nuestras vidas. 

Cuando una persona famosa muere, a menudo escuchamos dos discusiones públicas principales. Una de esas discusiones es la tristeza compartida por la población afligida, la otra es la que cuestiona a quienes están afligidos. “¿Cómo pueden estar tristes las personas si realmente no conocen al individuo que murió a nivel personal?” Recuerdo cuando murió la estrella de baloncesto Kobe Bryant, para ser sincera, no sabía mucho sobre él o los otros que murieron ese día. Sin embargo, su muerte me trajo tristeza y ansiedad, fue un recordatorio de lo frágil que es la vida. También me hizo pensar en mis propias pérdidas personales.  Sentí tristeza por las familias de aquellos que murieron junto con Kobe ese día, pero también sentí mi tristeza de nuevo. Pensé en mi propia mortalidad y en mi familia. Pensé en mi amiga Marisela, quien murió inesperadamente en 2018 a la edad de 36 años. Pensé en la familia de Marisela, pensé en cuánto la extraño, cómo extraño la relación que nuestras hijas tenían antes de su muerte. Cómo vivíamos en el mismo vecindario y cómo ahora las cosas son diferentes.

Realmente nunca sabemos cuánto nos afectará la muerte de alguien, hasta que sucede.

Sin embargo, una persona no tiene que ser famosa  por su muerte para impactarnos. Recientemente escuché de la muerte de un viejo amigo de la familia. Era una persona que a menudo veía cuando pasaba a visitar a mis padres en East Palo Alto, era casi rutina saludarlo mientras lo oía  gritar “Hola, ¿Angelica como estas?, siempre estaba feliz de verme. Si yo iba manejando  lo suficientemente lento y con mi ventana abierta, incluso él me alcanzaba y me daba la mano. Con lo ocupado de la vida, había veces que casi no me detenía a responder. Todo esto fue pre COVID. Ahora las cosas son diferentes, si voy a casa de mis padres solamente es para una visita rápida, usó un cubre bocas y mantengo mi distancia, y ya no veo a Fernando (mi viejo amigo) en mi camino hacia allí. Nadie grita mi nombre, felizmente saludándome mientras manejo por la calle. Este pensamiento me trae tristeza …Y esto es el duelo y no tiene reglas.

El duelo no todo el tiempo es tristeza, a veces puede parecer así, pero es posible que la felicidad y la tristeza coexistan. Para mi la vida está llena de recuerdos, unos recuerdos tristes y muchos recuerdos de alegría. Todos merecemos permiso y espacio para sentir las emociones que surgen con el duelo. Tristeza, alegría, ansiedad, el duelo tiene una  multitud de emociones y no tiene reglas.



Rules of Grief

Rule number 1, rules for grief do not exist. Grief is unique to each person who is experiencing it and we are all allowed to feel what we feel every time someone who has impacted our lives dies. 

When a famous person dies, we often hear two main public discussions. One of those discussions is the sadness shared by the afflicted population, the other is the one that questions those who are afflicted. “How can people be sad if they really don’t know the individual who died on a personal level?” I remember when basketball star Kobe Bryant died, to be honest, I didn’t know much about him or the others who died on that day.  I felt sad for the families of those who died together with Kobe that day, but I also felt sad about my personal losses all over again. I felt sad and anxious, I was reminded  of how fragile life is. I thought about my own mortality and my family. I thought about my friend Marisela who died unexpectedly in 2018 at the age of 36. I thought about Marisela’s family, I thought about how much I miss her, how I miss the relationship our daughters had before her death. How we lived in the same neighborhood and how things are different now.

We never really know how much someone’s death will affect us, until it happens. 

However, a person does not have to be famous for his death to impact us. I recently heard of the death of an old family friend. He was a person I often saw when I went to visit my parents in East Palo Alto. It was almost routine to greet him as I would hear him yell out  “Hi, Angelica, how are you? He was always happy to see me. If I was driving slow enough and with my window open, even he would reach out to me and shake my hand. With the business of  life, there were times when I hardly stopped to answer. All this was pre-COVID. Now things are different, if I go to see my parents it is only for a quick visit, I wear a mask and keep my distance, and I no longer see Fernando on my way there. No one yells my name, happily greeting me as I drive down the street. This thought brings me sadness … And this is grief and it has no rules. 

Grief is not always sadness, sometimes it may seem that way, but it is possible that happiness and sadness can coexist. For me life is full of memories, some sad memories and many happy memories. We all deserve permission and space to feel the emotions that arise with grief. Sadness, joy, anxiety — grief has a multitude of emotions, and grief has no rules.

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