Los niños se afligen– A veces, el padre está tan absorto en su propio sufrimiento que el duelo de un niño puede pasar inadvertido o poco apreciado.
Los niños se afligen por largo tiempo– La muerte de un padre no es algo que un niño pueda superar de manera rápida.
Los niños deben ser informados sobre el deceso de inmediato– Usualmente, nuevas de este tipo deben provenir del padre sobreviviente.
La pérdida de un niño es diferente– El padre sobreviviente, perdió su pareja, un compañero/a, un amigo/a, y a un/a amante. El niño, perdió alguien que lo crió, a un protector/a, un maestro/a, y un modelo a seguir. Por ende, el niño reaccionará de formas diferentes y tendrá diferentes necesidades.
El niño necesita el padre sobreviviente como modelo a seguir– Aunque la pérdida experimentada por un padre y sus hijos/as es diferente, el padre/madre puede prestar un ejemplo útil mediante la forma que el/ella reacciona ante la muerte de su pareja. El expresar pensamientos y sentimientos de forma abierta, usualmente es provechoso.
El niño/a, no puede llevar a cuestas el duelo del padre sobreviviente– Aunque el niño/a necesita ver el sufrimiento del padre sobreviviente, no se debe esperar que el niño/a cargue con el peso de su duelo, ni que, de ninguna forma, substituya a la persona que falleció.
Con frecuencia, los niños pequeños tienen tres preguntas básicas– El padre debe tener sensibilidad hacia estas preguntas y responderlas adecuadamente:
¿Fui yo el causante de esta muerte?
¿Me pasará esto eventualmente?
¿Quién se encargará de mí ahora?
Entender estos principios básicos puede ser de mucha ayuda al apoyar a un niño afligido.