El duelo es el mirar hacia dentro y darme permiso a sentir. Reconociendo y viviendo cada una de las experiencias y emociones. Siendo consciente y abriendo mi corazón a recibir amor de mis familiares que están cercas de mí y me dan fortaleza.
Solo con verlos a sus ojos nos conectamos de corazón a corazón. No hay palabras para expresar, todo está comprendido. Al estrechar mi mano o al recibir un abrazo me hacen sentir segura de que están para apoyarme. Cuando yo recibo apoyo me da fortaleza y confianza para seguir viviendo.
Aunque el amor duela estoy dispuesta a seguir amando y recordando a mis seres queridos porque he aprendido a amarles después de su ausencia. De diferente manera los amo, los amo mucho más que antes que murieran. ¿Se puede ser feliz después del sufrimiento de una o varias perdidas?
¡Si! porque medio de todas estas pérdidas de mis seres queridos he aprendido que si se puede ser feliz de nuevo. Ahora entiendo que “la muerte no existe, nuestros seres queridos mueren cuando los olvidamos si puedes recordarlos siempre estarán contigo en tu corazón. “
Puedes sonreír porque han vivido y agradecer porque han estado contigo; al igual que puedes llorar porque se han ido. Puedes reflexionar y agradecer todo lo que han compartido. Que tu corazón este lleno de amor y tu cuerpo de abrazos que te han dado.
Después de un adiós siempre hay una esperanza. Decido hacer de un adiós un aprendizaje que me ayude a valorar lo que vivo, tengo y disfruto. El adiós es y será parte de nosotros. Nos seguirá mientras vivamos porque todo es un ciclo: todo crece y se muere. Tarde que temprano alguien se ira de nuestra vida o nosotros mismos nos iremos. Decir adiós será inevitable pero siempre nos quedaran los recuerdos, emociones y sensaciones que creamos. Vale la pena vivir con pasión y hacer de esta vida una verdadera obra de arte tocada magistralmente con nuestras experiencias y acciones.
Probablemente la gente olvidara lo que les expresemos o compartamos, pero jamás olvidaran las emociones y sentimientos que provocamos.