Muchas veces cuando nos encontramos consumidos en la tristeza producto del acúmulo de situaciones y pensamientos que parecieran ponerse de acuerdo con el mismo objetivo de encapsularnos como en una nube negra, activamos todo nuestro sistema y le damos un poder predictivo para que esa amenazante y aterradora nube se precipite y nos deje a merced de la tempestad; y es que, nos tornamos tan frágiles, tan susceptibles que definitivamente nos acostumbramos a preparar el cerebro con anticipaciones negativas.
Quizás como forma de supervivencia; asi es como ante el sufrimiento, algunos corremos como cuando queremos huirle al aguacero, otros nos refugiamos en algo o en alguien, así como cuando nos resguardamos debajo de un abrigo, casi todos rezamos pidiendo que la tormenta pase pronto y llegue así la calma; esa es la similitud que encuentro cuando veo grandes nubarrones en el cielo y cuando siento los pesares y dolencias en el alma; sí, esos sentimientos que alteran nuestra vida y pueden nublarnos la mente y la conciencia llevándonos a un vaivén de razones elevadas y unas emociones desbordadas; es que somos humanos y se vale sentir, pero también confieso que, soy de las que cree que después de una fuerte tormenta, el imponente sol aparece para recordarnos que todo en la vida tiene un balance, que nada es permanente a menos que lo volvamos hábito, que si decidimos llorar con la cabeza agachada bajo la lluvia, puede ser tan acertado como el bailar y sonreir con la mirada en alto, de ambas formas nos mojaremos.
No porque la tormenta pase, se erradicarán los problemas, el miedo y las limitaciones con sus tristezas, pero tampoco podemos hacer de cada llovizna una marejada de penas.
Además, tengo que aceptarles que en medio de mi escrito, quise investigar si realmente la similitud entre las nubes negras y la tristeza por sus diferentes causas, hacia realmente sentido, porque quizás literariamente ésta es una forma de relacionarlas, pero vaya sorpresa me he llevado cuando aprendí que realmente LAS NUBES NEGRAS DE TORMENTA NO EXISTEN, porque sencillamente, ellas son gotas de agua transparente que no hacen mas que desviar la luz. La realidad es que las nubes se ven oscuras solo desde la superficie, cuando estamos en tierra; si en mitad de una tormenta, vamos en un avión, desde el cielo siempre se verán blancas; cuando ellas se oscurecen es porque tienen un gran desarrollo vertical, que la misma nube se hace sombra y la luz del sol es incapaz de llegar a la parte interior de ella
Entonces, teniendo claro, este concepto, podría decir mejor que,
Las tristezas como las nubes, pueden verse oscuras, no por su contenido, sino porque no les llega la luz.
Así, con esta clara explicacion, confieso que empiezo a comprender que, en mi caso, para disipar las tristezas y no darles poder en mi, debo arriesgarme a escribir más, desde mi sentir, sin temor a no ser tan acertada, porque en el camino de la correción, puedo encontrarme con nuevos y maravillosos conocimientos, que iluminaran mi inspiración.
Recordaré, que la lluvia nunca dejará de existir y que preferiré no atinar al pronóstico del tiempo y mucho menos repararé en sí será mejor usar suéter o llevar paraguas, porque la lluvia como el sol es necesaria, la lluvia es un suceso a festejar y lo mas importante que no me detendré a buscar nubes negras donde no las hay, ni mucho menos las quiero predecir ni invocar, me inclinaré por escuchar la melodía de un sonido que quizás desde ahora relacionaré mejor con el color blanco pues las gotas de agua también son luz.
Elga es una de nuestras queridas voluntarias que ya hace más de un año que su pasión por apoyar a los demás y compartir sus experiencias de vida la llevaron a unirse a nuestro grupo de Kara. Esta hermosa Colombiana comparte con nosotros esta reflexión que sin duda cambiará nuestra relación con la lluvia.